Sueño con la primera cereza del verano. Se la
doy y ella se la lleva a la boca, me mira con ojos cálidos,
de pecado, mientras hace suya la carne. De repente,
me besa y me la devuelve con la boca. Y yo que
voy tocado para siempre, el hueso de la cereza todo el
día rodando en el teclado de los dientes como una
nota musical silvestre.
(¿Qué me quieres amor?)
Buah, me encanta ese relato, es que es perfecto!!
ResponderEliminarXio, me encaaaantan tus fotos.
Un beso!