A veces es necesario pararse a pensar, a reflexionar.
Dejar la mente en blanco, separando cada pensamiento de cualquier sentimiento. Algo difícil y complicado, pero necesario para después comenzar a ordenarlos a cada uno de ellos. Es entonces cuando acompañados de nuestra caliente taza entre nuestras frías manos, o nuestro fresco vaso en las calorosas noches de verano, nos damos cuenta de lo que realmente queremos, de lo que necesitamos y de cómo es en su totalidad la realidad. Es entonces cuando comenzamos a actuar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario